Improvisación Mosquito es un show de improvisaciones que desde hace 20 años ofrece este género al público que participa activamente en cada función, decidiendo cómo se va a desarrollar el espectáculo. “¿Ya les repartieron el papelito?”, se escucha desde la cola que hay en la puerta del teatro “El Vitral” (Rodríguez Peña 344), aguardando para ver 90 minutos de pura improvisación a cargo de Fabio “Mosquito” Sancineto y un grupo de 16 actores que van rotando en cada función. El juego en el que uno se sumerge cuando decide participar en Improvisación Mosquito, consiste en proponer un título (no debe coincidir con títulos de películas u obras teatrales) para las improvisaciones que se desarrollarán durante la función, con una duración de cuatro minutos cada una. Además de la creatividad del elenco, la participación del público es un detalle que se destaca de este espectáculo. Incluso antes de entrar en la sala, los espectadores interactúan con los actores. “Nosotros siempre les decimos que tengan el programa a mano. Hay algunos que nos miran con cara rara porque piensan: para qué voy a tener el programa si esto no sigue una línea”. Está bien que es una improvisación, pero el programa tiene los tres colores que hacen participar al público a la hora de elegir el equipo que más les gustó: rojo, azul y verde”, cuenta Cristian Albornoz, miembro del grupo de improvisación, luego de explicarle a dos espectadoras en qué consiste el “juego” mientras esperan para entrar a la sala. Después de realizar una introducción en la que se presenta y propone la interacción del público, Mosquito da inicio a la obra. De un recipiente donde cada persona depósito el papel con el título que propuso, comienza a sacar las opciones y el público decide si se representa o no la propuesta. Cuando se define el título, nuevamente comienza la discusión, aunque esta vez se trate de definir el género de la representación. Los actores de ambos equipos tienen un minuto para planificar la historia y salir al escenario a hacer lo que mejor les sale: improvisar. Cada vez que Mosquitohace sonar el silbato que indica el fin de la improvisación, el público debe votar por alguno de los dos equipos, de acuerdo a su actuación. “Quienes levantan su programa demostrando el color verde se autodenominan imparciales para cualquiera de los dos equipos, y no le otorgan ningún punto”, explica Albornoz.
“Se trata de un juego con la gente. Incluso al final de la obra, suben cuatro personas del público, y forman parte de la última improvisación. Cuando termina la función, el público es dividido en dos, y el grupo que más aplaude gana”, cuenta Lisandro que trabaja en la producción de la obra y ensaya para realizar improvisaciones.
Un reconocimiento esperado
En el 2001 Mosquito Sancineto fue seleccionado como uno de los 100 mejores artistas de la
década por la Fundación Konex, recibiendo Diploma de Honor. No se trata de una elección caprichosa. Es que Mosquito viene desarrollando su carrera en el mundo de la improvisación desde hace 20 años. Su carrera empezó 1979, cuando representó “El Príncipe Idiota”, una obra de Dostoievsky dirigida por Inda Ledesma, que le otorgó el Premio Moliere ese mismo año. Tras participar en distintas obras, Fabio Sancineto comenzó con la improvisación en 1988, cuando realizó la primera temporada de “Match de Improvisación”, dirigido por Claude Bazin, en una creación de la Liga de Improvisación de la República Argentina (L.I.R.A.). Realizó entre los años 1989 y 1993 la seguidilla que lo llevó a completar su quinta temporada con el mismo espectáculo, y la segunda en la que estaba a cargo de la dirección. A partir de 1990 y hasta la actualidad, dicta clases de match de improvisación en el Centro Cultural Ricardo Rojas. En un principio, las clases estaban a cargo de dos equipos de seis miembros, un entrenador, un músico en escena y un árbitro que marcaba las faltas.
En 1998, Mosquito realiza algunos cambios en el esquema, y propone un juego en el que el público escribe los títulos y sugiere los estilos. Poniéndose en el papel de árbitro, marca las faltas de los actores y al finalizar la función, invita al público a jugar sobre el escenario en lo que denomina "Improvisaciones con estilo".
También para los más chicos
“Matchocolate” es el primer match de improvisación que el grupo hace para lo más chicos. “Estamos muy contentos con esta propuesta para los chicos”, cuenta Victoria Mammoliti, actriz de Improvisación Mosquito. “Es una forma de acercarlos al teatro y darles a conocer este mundo de la actuación, y en nuestro caso, de la improvisación”, agregó. En esta propuesta diferente, los chicos y los padres participan por igual. Eligen el título de la improvisación, pero a diferencia del match para los adultos, en Matchocolate se eligen la duración de la improvisación y la cantidad de jugadores. “Los géneros pueden variar ampliamente a partir de la imaginación de los chicos”, y los actores están preparados para adaptarse ella”.
José Ocatavio Bordón y Carlos Chacho Alvarez en plena campaña
Durante la historia argentina, el sistema de partidos políticos fue considerado como una forma especial de bipartidismo. Sin embargo en los noventa, el Frente Grande, ubicado en la centroizquierda del espectro y formado básicamente por antiguos militantes del Partido Justicialista, llevó al sistema hacia un formato pluripartidista limitado, abriendo una dinámica de coaliciones hasta entonces impensable.
Orígenes
Sus inicios se remontan al primer mandato de Carlos Menem, cuando sus políticas implementadas son rechazadas por algunos peronistas, y por muchos antiperonistas, por considerarlas la antítesis del proyecto histórico del movimiento creado por Juan Domingo Perón. Se originó un profundo malestar en sectores internos del partido que empezaron a plantearse la disyuntiva de abandonar el PJ o quedarse para dar en su interior la lucha política. Dentro de la Cámara de Diputados, comenzaron a agruparse ocho legisladores peronistas, que provenían de los sectores de izquierda de la renovación y que empezaron a tomar medidas autónomas del bloque oficialista. En enero de 1990 estos ocho legisladores emitieron una declaración contraria a “la alianza con el liberalismo” y poco después se opusieron activamente, entre otras medidas, a la privatización de la empresa nacional de ferrocarriles. Estos legisladores, autodenominados Grupo de los Ocho, entre los que se encontraban los diputados Carlos “Chacho” Álvarez -dirigente de una agrupación del PJ de la Ciudad de Buenos Aires llamada, Movimiento Renovador Peronista- Germán Abdala -dirigente del gremio porteño de trabajadores estatales-, Juan Pablo Cafiero- hijo del derrotado líder de la renovación- y Luis Brunati, crean una corriente interna, denominada Corriente Nacional y Popular, que buscaba competir por la conducción del partido e incluía entre otros un proyecto en contra del indulto presidencial a los responsables del terrorismo de Estado, pero fracasa carente de un liderazgo y sin una política clara a seguir. Luego, los distintos grupos fueron abandonando desordenadamente el PJ y constituyendo (proto) partidos de izquierda y centro izquierda, como el grupo proveniente del MRP que funda el MODEJUSO con Chacho Álvarez como presidente y el de los militantes cercanos a Luis Brunati que constituyen el Encuentro Popular.
Para las elecciones de 1991, en la Capital Federal acudieron dos frentes a las elecciones: El FREDEJUSO, constituido por el MODEJUSO de Chacho Álvarez, el Partido Intransigente, Carlos Auyero, proveniente de la Democracia Cristiana y la dirigente de los derechos humanos Graciela Fernández Meijide. Por otro lado el grupo orientado por Luis Brunati se presentó como Frente Popular junto con grupos de izquierda. Los resultados de la elección no pudieron ser peores para los grupos peronistas disidentes, ya que el PJ obtuvo una resonante victoria nacional. Tras el rotundo fracaso, los sectores del FREDEJUSO de Álvarez iniciaron una serie de llamamientos a la unidad de las fuerzas de centroizquierda, especialmente dirigidos al socialismo con la intención de construir un frente electoral para las elecciones a senador por la Ciudad de Buenos Aires. Paralelamente, otro sector de la disidencia peronista, el del Encuentro Popular de Brunati, construyó junto al Partido Comunista Frente al Sur, con el cineasta peronista Fernando “Pino” Solanas, como candidato. Los fracasos de Álvarez en conseguir el apoyo socialista, lo llevaron a apoyar la candidatura de Solanas, que obtuvo casi un ocho por ciento de los votos. Con vistas a las elecciones de renovación parlamentaria de fin de 1993, y la mala experiencia de la elección anterior predispuso a los disidentes peronistas y a sus aliados a dejar de lado las rencillas y buscar la unidad. Es en este marco que a principios de abril de ese año se constituye el Frente Grande, como fusión de los dos frentes anteriores más otros grupos pequeños. Internamente el Frente Grande no estaba organizado, ya que confluían en su interior el grupo socialdemócrata de Álvarez, y el frente nacionalista y de izquierda de Solanas.
Del Frente Grande al FREPASO
Los resultados favorables obtenidos por el partido desnivelaron el precario equilibrio interno del FG a favor del grupo de Álvarez por sobre el de Solanas -la boleta para diputados nacionales capitalinos encabezada por Álvarez obtuvo casi el quince por ciento de los sufragios- Así, “El Chacho” se convirtió en la cara visible del fenómeno electoral y su discurso socialdemócrata fue presentado como la nueva izquierda moderna del país. Por otra parte, el impacto que estas elecciones tuvieron sobre el tradicional partido opositor, la Unión Cívica Radical, fue devastador. Su derrota en la Capital Federal, era la primera que sufría desde 1973, se sumó el costo político de la firma del “Pacto de Olivos”, que abrió la puerta a una reforma constitucional. Esto abrió las puertas a la confirmación del Frente Grande como la principal oposición y pronto se colocó en el papel de principal impugnador del "pacto bipartidista". Lo hizo apelando, por un lado, “a la oposición más frontal al gobierno en el terreno republicano y de la independencia de los poderes, centrado en particular en la denuncia de la corrupción” a la vez que moderando su discurso económico. Los resultados electorales posteriores fueron aumentando el prestigio del partido, que sin recursos y con escasa estructura de activistas - pero con exitosa performance mediática - esta nueva fuerza política se instaló velozmente. En los meses finales de 1994 se produjo una visible transformación en el FG que, de la mano de Álvarez, moderó aún más su discurso e inició acciones para constituirse como partido político. Se separa de Solanas- arma su propio espacio político Alianza Sur- y apoya la creación del FREPASO, “Frente por un País Solidario”, con la participación, además del FG, de José O. Bordón, quien había abandonado el PJ en septiembre y fundado su propio partido, “PAIS”, los ya convencidos socialistas, y otros partidos menores. El discurso del FREPASO dominante en la campaña electoral, ya con Bordón como candidato, mantuvo su carácter fuertemente "moral" buscando diferenciarse del “costo social del ajuste” y de la “corrupción del gobierno” con la propuesta central de “un mejor gobierno”, al mismo tiempo que renovaba su compromiso con la estabilidad económica y la convertibilidad de la moneda.
El segundo puesto obtenido lo obligó al partido a obtener la victoria en las próximas elecciones de intendente de la Ciudad de Buenos Aires, pero el desorden interno de la fuerza complicó la tarea y no consiguió el objetivo. De todas maneras sí obtuvo victorias importantes con Fernández Meijide en Capital que significó para el FG un paso para el fortalecimiento como opción.
El final
El partido soportó la partida de Bordón en abril de 1996 (había intentado reabrir la elección primaria para la candidatura a la intendencia y postular al ex ministro del interior de Menem, Gustavo Béliz), lo que demostraba que a pesar de su débil institucionalización, era ya un organización política anclada en un gran sector de la población y, por ende, capaz de superar derrotas y problemas internos. Sin embargo el FREPASO, a pesar de tener todo a favor, y cuando sus candidatos superaban cómodamente en los sondeos de opinión a los del radicalismo en los dos principales distritos del país, la cierta sensación de hartazgo moral con el menemismo y el deseo de vencerlo lo llevó a que realice, en agosto de 1997 una unidad con la UCR y el FREPASO en la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación. Esta fuerza representó una nueva opción política, mezclando elementos de su vieja herencia populista con componente socialdemócratas y con fuertes matices propios. Pero a pesar de haberse distinguido en términos organizativos por su carácter centralizado, personalista y mediático, no ha establecido un modelo original de partido con niveles de organización, estructura territorial y recursos militantes, lo que la llevó a transitar un lento camino de asimilación a los restantes partidos en el plano organizativo territorial. Esta tendencia la terminó plasmando con una alianza electoral con histórico y fuerte como la UCR.
Fuentes:
ABAL MEDINA (h.), J. “El partido Frente Grande, una experiencia inconclusa ABAL MEDINA (h.), J. (1998b): “Los herederos del populismo: la experiencia del PRD y el Frente Grande”, en Nueva Sociedad, número 156, Caracas. CASTIGLIONI, F.(1995): "FREPASO: apuntes para el debate" en La Ciudad Futura, n.45. MOCCA, E. (1995): "La nueva oposición" en La Ciudad Futura, n. 43. NOVARO, M. y PALERMO, V. (1998): Los caminos del centroizquierda, Editorial Losada, Buenos Aires
Entre los atractivos que resaltan en la ciudad de Buenos Aires, la calle Florida se lleva todos los premios. Miles de turistas la recorren a diario, encontrándose con un mundo aparte, inmerso en la misma ciudad del Obelisco, la famosa 9 de Julio, Puerto Madero, el Puente de la Mujer, Caminito, etc. Un mundo que a lo largo de algunas cuadras muestra un costado poco visto en el resto de las calles de Buenos Aires. Los artistas callejeros, muchos de ellos con años de experiencia en el rubro, demuestran sus destrezas, despertando la simpatía de los peatones que recorren la zona. Estatuas vivientes que personifican los más variados personajes del hoy y del ayer, llamando, sobretodo, la atención de los más chicos. Músicos de tango, rock, jazz, etc. Un amplio abanico de posibilidades a la hora de elegir un ritmo.
Los lustrabotas, un oficio casi perdido en estos años de corridas por el centro, siguen permaneciendo en este mundo, mostrando un costado olvidado de la sociedad. Imágenes poco tradicionales, gran variedad de idiomas que se perciben en el constante murmullo de la gente, innumerables vendedores que buscan la posibilidad de ganarse el día...Florida, un mundo aparte.
Rodeado de ríos, montañas, vegetación y la fauna típica del lugar, el desierto de Atacama se presenta, en Latinoamérica, como uno de los lugares más paradisíacos para visitar y disfrutar. La oferta turística es amplia e invita a descubrir un mundo diferente, inmerso en las desérticas tierras de este valle del norte chileno.
Paradisíaca. Es la definición que un turista lleva a su mente al hablar de la ciudad de San Pedro de Atacama, al norte de Chile, donde se extiende un oasis alimentado por dos ríos y rodeado por una belleza natural digna de admiración. Todo a 2.400 metros de altura. Los paisajes que proponen estas tierras serán inolvidables para el registro ocular de los visitantes, por la diversidad de propuestas que plantea y colores que viste. Considerado el más seco del planeta, el desierto de Atacama es beneficiario de vistas como la Cordillera de los Andes, las grandes extensiones de tierras salinas, altas mesetas y más de ocho volcanes, uno de ellos todavía activo, convirtiéndolos en el escenario perfecto para realizar las excursiones que los principales entes turísticos proponen para recorrer cada rincón de la zona. Rodeada de ríos, cañones y lagos, la ciudad de San Pedro de Atacama se ubica en el altiplano de la II región del país (Chile está formado por 15 regiones, aunque el territorio puede dividirse en 6 áreas generales de interés turístico de acuerdo al clima y la geografía), y propone una vista de las más altas y nevadas cumbres de la Cordillera de los Andes. Con un clima placentero y seco durante todo el año, escasas lluvias que caen desde enero a abril, y con temperaturas que varían ampliamente entre el día y la noche, el altiplano alberga numerosas especies, entre las que se destacan tres variedades de flamencos, algunos con grandísimas poblaciones; aves inusuales como la Puna Rhea, Puna Tinamou y el Andean Avocet; y animales como alpacas, llamas, vicuñas, guanacos, ñandúes y gansos andinos. La vegetación del lugar es variada e incluye algarrobos, chañar y Schinus molle. Entre los arbustos más comunes, se incluyen el cachiyuyo y rica rica (debe su nombre al uso que se le da como infusión de té de hierbas), y en las zonas más altas se pueden encontrar cactus gigantes, cuya madera es utilizada para las artesanías que realizan los pobladores de esta ciudad. Especiales en todos los aspectos, los paisajes de este desierto alojan maravillosos paseos que lo convierten en un paraíso único entre los miles que hay en América y el mundo.
Tras la revolución, figuras nuevas venían a suplantar a las del cine zarista que se habían refugiado en Paris. Eran jóvenes que estaban tan comprometidos con la causa revolucionaria como con el arte. Dziga Vertov, Serguei Eisenstein, Lev Kulechov y Vsevolod Pudovkin son los nombres más representativos del movimiento que se conoce como montajismo ruso. El cine se había vuelto, para la revolución, política de estado, ningún otro medio tenía la capacidad de transmitir un mensaje como el revolucionario a un pueblo que era, en su mayoría, analfabeto. Un poco por esta voluntad propagandística comienzan a hacer experimentos con la técnica del montaje, que consiste en unir imágenes entre sí para formar una narración. Por ejemplo Lev Kulechov hace el siguiente experimento: toma una imagen deliberadamente inexpresiva del rostro de Ivan Mosjukin, un conocido actor ruso, y manda a hacer tres copias. A cada uno de estos primeros planos los dispone seguidos de una imagen distinta, una de un niño, una de un funeral y otra de una mujer hermosa. Los espectadores creían ver en el rostro de Mosjukin expresiones de orgullo paternal, de piedad o de lujuria. Así, Kulechov demostró que el montaje podía darle a las imágenes un sentido que no tenían. Desde luego que los cineastas rusos de esta época pasaron de la experimentación a la acción y aprovecharon esta característica del montaje para la transmisión de ideología. Eisenstein en particular, crea una manera de combinar planos para maximizar el impacto en el espectador, en lo que él llamó “montaje de choque”. Imágenes muy fuertes que se cortaban unas a otras abruptamente, sucediéndose por momentos vertiginosamente. Como por ejemplo en su película La huelga, se ven imágenes de las fuerzas zaristas reprimiendo una protesta, intercaladas con otras explícitas de la matanza de una vaca, creando una metáfora poco sutil pero efectiva. Su escena más conocida sin embargo es la de las escaleras de Odessa en El acorazado Potemkin, el cochecito de bebe cayendo por las escaleras en medio del tiroteo es un clásico copiado en más de una película. Los montajistas crearon un estilo fuerte y expresivo, ideal para la persuasión. Tanto que ahora que no están ni los hombres ni la causa, se siguen usando la mayoría de sus elementos en videoclips y publicidades.
Los invitamos a escuchar esta rica charla con Isabel Sarli, la actriz que inauguró el desnudo en la pantalla grande nacional. Varias generaciones de hombres argentinos y extranjeros aún la recuerdan...